miércoles, 6 de julio de 2011

PREGUNTAS INCÓMODAS A LOS INDIGNADOS

Quiero anticipar, para evitar equívocos, que no me gustaría morir viendo apagada la hoguera levantada por los indignados, los de España y los del mundo. Precisamente por ello, porque considero el fenómeno de los indignados como una nueva aurora justo en el momento en que el mundo se sumía en las sombras del pesimismo a escala universal, me atrevo -como contribución a ese diálogo de paz, a esa fascinadora e inédita guerra sin armas- a formular algunas preguntas que podrían parecer incómodas en medio de la fiesta en curso, pero que podrían ayudarnos a todos -empezando por mí mismo- a reflexionar y armarnos para no ser una vez más canibalizados por el poder de turno.